¿Qué debemos hacer? “Convertirse en otro” o “a otra cosa” no consiste tanto en adquirir una nueva mentalidad… o un nuevo esquema mental… Es algo más sencillo…y sobre todo más práctico: cambiar de camino… concretamente volver a los caminos de Dios. A Juan le preguntaba la gente qué habría que hacer. Y él contestaba de un modo sencillo e inequívoco: los militares, sean humanos… los recaudadores, justos.. Todo el mundo ame y ayude a los demás. Es como si éstas preguntas, ante un mensaje que tiene plena realidad, las hiciéramos nosotros y se nos contestara: comparte… prepara una sociedad solidaria… comienza ya a ” caminar por ella” … no esperes que se “haga” porque asi nunca se hará… No aceptes ciegamente las diferencias nacidas del dinero o de la fuerza… no abuses de la gente… Hay que convertirse personalmente.
Esto implica ir cambiando la sociedad: hay que tomar caminos distintos de los que generalmente marcan la vida de los hombres… Así empieza la salvación del mundo. Ayuda a todos… no te aproveches de nadie.. ni pases con indiferencia al lado de los demás. Al escuchar el mensaje de Juan resalta el hecho de que entre los muchos que van a escucharle no solo son la gente sencilla, gente naturalmente buena sino que también hay soldados… comerciantes… piadosos fariseos… autoridades religiosas. La llamada no va dirigida a la gente de mal vivir, a la que a nuestro juicio son públicamente malos: explotadores, usureros, borrachos, prostitutas. La llamada va dirigida a todos… incluso a los que se creen ya salvados… incluso a los que les parece estar ya “convertidos“… Ante Dios no tiene valor la certeza de salvarse sin la actitud constante de conversión.