Debemos aprender a vivir en soledad. “¡Que solo se quedan los muertos!” dijo el poeta… Pero ” que sólo se quedan los humanos” añadimos nosotros. Suena fuerte y puede parecer hasta escandaloso afirmar ” en gran medida, vivir es andar solo” dice Casaldaliga.
Preferimos escuchar que la vida es sólo compañía, es relación… Y por ello preferimos escuchar que la soledad es sólo un accidente para algunos pocos… algo que hay que evitar. Y sin embargo aprender a vivir es también aprender a manejarse en la soledad. A condición de que sepamos distinguir entre SOLEDAD y AISLAMIENTO.
La soledad puede ser una suerte y hacer crecer… El aislamiento es una desgracia y por ello siempre es rechazable. “Mi soledad soy yo, no hay compañía que me acompañe todo… en gran medida vivir es andar solo” repite el profeta español-brasileño Casaldaliga. Lo podíamos suscribir cualquiera de nosotros.
Es verdad que estamos hechos para la relación y compañía, sin los cuales no se puede crecer ni vivir… Pero tenemos que aceptar que la soledad es una aliada de la vida… permanente y temporal…
La soledad es hermana de la compañía, porque no hay relación sin soledad, es su sombra y su luz… ¡Cuanta soledad en la propia relación! Hay espacios personales en los que aunque uno quiera nadie puede entrar.
¡Que verdad es que… “en gran medida, vivir es andar solo”.