La confianza es de ida y vuelta. Tiene que ser recíproca… de la que se da y recibe. De no ser así la confianza tiene poco y bajo rendimiento. Cuando alguien nos demuestra que tiene fe en nosotros… cuando su manera de mirarnos y de hablarnos nos comunica que somos valiosos y merecedores de su amor y confianza… entonces nos esta diciendo que confiemos… que al lado hay quien nos acoge y que disfrutemos.
Confianza si, pero dónde se aprende? ¿ Quien nos la enseña? Porque en la vida nos enseñan muchas y aprendemos muchas cosas, casi todas . Pero quizá no nos enseñan lo mas básico y elemental: a confiar… y hay quienes mueren sin haberlo aprendido. Desconfiados… sin haber gustado nunca el regalo de una convivencia agradable. Para convivir en cualquier tipo de grupo es imprescindible la confianza mutua entre los miembros. Y cuando falta la confianza la convivencia se vuelve dura, fría, sin ilusión… porque la desconfianza resta energías… quita posibilidades… crea sospechas . Sucede frecuentemente en los grupos… silencian muchas cosas y no se da información por miedo a que alguien filtre lo que allí se ha dicho.
La confianza saca lo mejor de nosotros… la desconfianza saca lo peor.