Cuando presentamos a alguien de nuestra familia o amigos, muchas veces nos gusta lucir los títulos o cargos que tienen, con más o menos disimulo. Y en esta carrera hacia el lucimiento… nos gusta presentarlos como “directores, doctores, licenciados, gerentes” … y cuando no tienen títulos , echamos manos de la historia de lo que han sido: “ex directores, ex-presidentes”... ¡como nos gusta tirar de títulos!
S. Francisco decía: “servidor, siervo al servicio de los demás” El servicio debe ser un componente importante de todo cristiano… “El que no sirve para servir no sirve para vivir“. Es evidente que con la vida de un modo u otro todos prestamos servicio. Pero se puede prestar sevicio incluso por interés personal por egoísmo. Por consiguiente la calidad del servicio se juega en el de donde se presta y en el modo de prestarlo. Creo que algunos de los rasgos del servicio pueden ser: servicio fruto del amor… servicio prestado voluntariamente… sin voluntarismo. Todo lo que nace del voluntarismo tiene vocación de secarse y cansar. Servicio con “ida y vuelta mutuamente“.
La vida es interrelación , de servir mutuamente, los uno a los otros. La regla es fácil: el que solo da es un paternalista. El que solo quiere recibir es un permanente adolescente. El servicio cristiano es un adulto con viaje de ida y vuelta. Es alguien que da porque vive el amor pero también alguien que sabe pedir porque se siente limitado y pobre y necesita de los demás. ¡Como nos cuesta pedir ! Y es que olvidamos que somos limitados y que necesitamos los unos de los otros… Servicio con humildad, sin humillar... sin dar importancia a lo que se hace... El servicio es vocación y cuando uno comprende que la vida es servicio ha entendido todo y es feliz: “Soñé que la vida era alegría. Me desperté y vi que la vida era servicio. Me puse a servir y en el servicio encontré la alegría” (Tagore)
En verdad creo que el espíritu de servicio está en decadencia… debería ser incrementado en la familia…