Convivir, aprender a relacionarse nos trae a la vez esta doble dimension “gratificante y crucificante”..la alegría de la relación y la cruz..peso de la convivencia..Quienes no hayan experimentado la alegría de la relación, no han aprendido lo bueno de la vida.. Pero también quien no esta dispuesto a soportar algo por los demás.. quien no ha sufrido nunca por su hermano, no tiene nada que enseñarnos.
Y esta doble dimensión de la relación… ese gozar y sufrir…se dan inseparablemente dentro del mismo grupo.. en la misma pareja.. en la misma familia…y en el grupo religioso. Hay que aprender a manejar bien tanto la alegría de la relación (dar cauce a la alegría y manifestarla ) como el dolor de la convivencia ( sin rehuir, aceptando y encauzado la energía para aprender y crecer). Quien en la relación solo busca gratificación, es como un niño que no ha crecido.. pero también quien en la relación solo percibe y relata dolor, tiene que preguntarse que le pasa por dentro.
Una relacion es adulta y madura en la medida que puede relatar, al mismo tiempo, todo lo que ha gozado en ella y todo lo que por ella ha sufrido. Que tiene que enseñarnos el que nunca ha sufrido por los demás?. Dar y recibir confianza equivale a creer en el crecimiento siempre posible del hermano. El mayor enemigo para las relaciones es la costumbre que “fija” a los demás y hace de ellos unos personajes definitivamente catalogados.. clasificados.
Excelente Reflexión me lleva a meditar sobre las relaciones en general.