Convivir: ¡que gran suerte! Relacionarse con los demás y relacionarse “bien” con los demás es una gran suerte. Dice San Francisco de Asis “el hermano es un don”. Entre los grandes y muchos dones que él mismo Señor nos concede esta, sin duda, el de la relación con los demás. ¡cuánto hemos disfrutado en la vida con una buena relación! La relación con nuestra familia… con aquellos amigos… compañeros de estudio… con el hermano del barrio… ¡ Como lo recordamos con alegría, con agradecimiento!
Los episodios buenos y mejores de nuestra vida tienen que ver con una buena relación… y también al revés: las heridas y cicatrices de la vida casi siempre tienen que ver con una relación frustrante.
Somos fruto de una relación… y solo garantizando cada vez la relación podemos seguir creciendo y madurando. Seguir relacionándose es condición y garantía de crecimiento… Matar la relación o no relacionarse es ir adquiriendo papeletas para la auto-destrucción. Por eso relacionarse ¡que suerte! Tenemos que aclarar que en esto de la relación no todo es de color de rosa.. A causa de la relación con los demás también nos ha tocado sufrir.. ¡ y no poco!. Algunos les ha tocado sufrir más que gozar.. La relación es un don pero también algo que vamos aprendiendo con el sufrimiento.. Hay relaciones que hieren y van dejando cicatrices en nuestra vida.. Que lo cuenten muchas parejas… algunas familias… y los vecinos de casa. No hay grupo humano que no tenga algo que contar del dolor y sufrimiento a causa de la relación con los demás.